jueves, 18 de junio de 2020

EL AFRONTAMIENTO DEL DUELO


TIPS PARA EL AFRONTAMIENTO DEL DUELO POR  COVID.
Duelo emocional. Superar las pérdidas emocionales | Área Humana


El proceso del duelo delante de la muerte de una persona querida es una reacción normal.
Pero a veces nos podemos encontrar delante de un duelo patológico cuando este se complica.
Es cuando recomendamos terapia psicológica. Hay cuatro criterios para determinar si nos encontramos delante de un duelo complicado. A continuación resumimos las características:

- Criterio A: presentar de manera significativa pensamientos intrusivos, añoranza extrema, búsqueda persistente o soledad como  resultado de la muerte de la persona.
- Criterio B: Presentar cada día al menos la mitad de los siguientes síntomas que son: falta de objetivos, sensación de frialdad e indiferencia, dificultados en aceptar la perdida, sentir la vida vacía y sin sentido, sentir la muerte como parte de uno mismo, ruptura en la manera de entender el mundo y excesiva irritabilidad.
- Criterio C: La duración de los síntomas anteriores es de como mínimo 6 meses.
- Criterio D: El trastorno causa un importante deterioro de la vida social, laboral o de otras actividades significativas de la vida de la persona en proceso de duelo.


¿QUE PODEMOS HACER DELANTE DE NUESTRO PROPIO DOLOR?

Superar el duelo, el mayor reto del ser humano en su vida


El primer paso para aprender a superar el duelo y afrontar la muerte es reconocer que tenemos un problema y que queremos hacer algo para solucionarlo. Nos hemos de permitir estar en duelo y sobretodo no tener miedo a lo que pensamos: nuestra mente tiene una forma natural de volver a un equilibrio homeostático y cicatrizará las heridas psíquicas. Hemos de confiar en nuestros propios recursos para seguir adelante. No se trata de olvidar a la persona sino poderla recordar sin que nos resulte doloroso.
Es muy importante aceptar que se trata de una perdida irreversible y por lo tanto, nuestra vida no podrá ser igual que antes. Se necesita una reorganización del sistema familiar i de la vida cotidiana, establecer nuevas metas y relaciones.
No es trata de un buen momento para tomar decisiones importantes, las debemos aplazar hasta que nos sintamos más preparados y sobretodo no debemos descuidar nuestra salud, ya que el pensamiento continuo en el otra persona nos hace incapaces de pensar por nosotros mismos.
Nos hemos de dar tiempo para recorrer el camino del duelo y permitirnos sentir las emociones que nos vienen (tristeza, rabia, desesperanza…). Es un momento en que tendemos a ejercer sobre nosotros mismos una culpabilización invisible. Es por eso que nos hemos de dar permiso para sentir placer con pequeñas cosas que nos puede ofrecer la vida cotidiana.
La búsqueda de apoyo social, la experiencia compartida del dolor y la implicación en grupos de ayuda han resultado ser muy beneficiosos para las personas con un duelo complicado. No hemos de tener miedo a pedir ayuda.


FRENTE AL DUELO DE LOS HIJOS



inteligencia emocional


 Diferencias entre el duelo adulto y el de la infancia y la adolescencia

ü  Evidentemente, las diferencias tienen mucho que ver con su edad, pero hay una serie de características generales al margen de esta consideración:
ü  En la infancia la pérdida de un ser querido no supone una ruptura con   la realidad, especialmente si se mantienen las rutinas, tanto académicas como sociales, las actividades diarias y de ocio.
ü  El duelo varía según su desarrollo evolutivo, los lazos afectivos con la  persona fallecida, las reacciones de las personas de referencia y los cambios en su entorno más próximo.
ü  La expresión emocional dependerá del espacio y legitimidad que le den las personas adultas. Además, se expresan más con juegos o actividades que con palabras o conductas específicas.
ü  Como no pueden mantener la pena y el dolor durante mucho tiempo, es frecuente que la expresión emocional fluctúe, como si hubiese periodos de olvido. El enfado y la conducta agresiva es quizá lo más frecuente.
ü  Las expresiones emocionales puede que no se manifiesten y no tienen  por qué estar ligadas al sufrimiento, sobre todo si se mantiene la estabilidad en su mundo.
ü  Otros duelos importantes son la pérdida de mascotas o sentir cambios  emocionales fuertes en las personas cercanas y que afecten en sus condiciones habituales de vida.
ü  En la adolescencia, el duelo por la pérdida de seres queridos se parece   bastante al del adulto. También son importantes en esta etapa otras pérdidas como los fracasos amorosos, de amistad, académicos… y, además, se suelen presentar con una alta carga emocional.
ü  La duración del proceso es más corta

¿Cuánto puede durar el duelo y cómo valorar si no se está superando?

El duelo depende de cada persona y de cada situación pero lo normal es tener un mínimo tres meses. Ahí es cuando tenemos que estar pendientes y valorar si la ayuda de un profesional puede ser necesaria:

  • Cuando vemos que el duelo dura más de lo normal.
  • Cuando el niño no asume la pérdida.
  • Si ha habido comportamientos regresivos, es decir que el niño deje de hacer cosas que hacía antes.
  • Notarlo apático, que no sonríe, que no tiene ilusión...
De la misma manera, debemos estar muy atentos a las señales de su comportamiento, analizar sus sentimientos, ver qué cosas dicen, qué cosas dibujan.

El objetivo es que se vaya superando la situación de muerte del progenitor, poco a poco, de forma que lo pueda integrar en la vida cotidiana y lo pueda verbalizar con normalidad, contándole a un amiguito, o a alguien que le pregunte, que no tienen papá o mamá. En el momento que esto ocurra, será un buen síntoma de que el duelo se está superando.

¿Es bueno que hablemos con el niño del tema?

Es bueno que el niño sienta que siempre que él quiere hablar del tema puede hacerlo. Y que siempre que quiera expresar "estoy triste" "echo de menos a mamá/papá"... va a ser respetado y comprendido y le vamos a decir que, por supuesto, que lo entendemos porque nosotros también lo echamos de menos.

Lo que en ningún momento queremos es borrar esa etapa de su vida, pero el objetivo es que lo integre. El mensaje que le tenemos que dar es que podemos aprender a ser felices a pesar de estar tristes y echar de menos a esa persona. La tristeza no debe impedirnos hacer las cosas cotidianas, el niño tiene que proseguir su vida, debe entender que es normal que esté triste pero debemos enseñarle que esa tristeza no debe interferir en su día a día y se traduzca en temas como fracaso escolar o aislamiento, o dejar de realizar actividades, que es lo último que queremos que ocurra.

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