Familias Garzonistas 

Mi hija o hijo entran en la pubertad: menarquia y espermarquia    La pubertad es el período de desarrollo físico, sexual, cognitivo y emocional que marca la transición de la infancia a la adolescencia. Tanto en niñas como en niños, es un proceso natural que ocurre cuando el cuerpo madura. Es importante recordar que la pubertad es un proceso individual que varía en términos de tiempo y secuencia para cada persona. Los cambios físicos van acompañados de cambios emocionales a medida que niñas y niños se adaptan a sus cuerpos en transformación y navegan por los desafíos de la adolescencia.  Acompañar a niñas, niños y adolescentes durante la pubertad puede ser un desafío para las familias. Para esto, es fundamental informarse para poder ofrecerles un acompañamiento adecuado y respetuoso en conversaciones abiertas y claras.

Los senos comienzan a desarrollarse, primero con una ligera hinchazón en el área del pezón y luego con el crecimiento gradual

Se experimenta un aumento en la altura y el desarrollo general del cuerpo

Se desarrolla vello en la región púbica y, con el tiempo, se hace más grueso y oscuro

Las caderas tienden a ensancharse

A pesar de que es un cambio mucho más sutil que en el caso de los niños, la voz se vuelve más grave a medida que las cuerdas vocales crecen

La menarquia es la primera menstruación y marca el comienzo del ciclo menstrual. Suele ocurrir entre los 9 y 16 años

Los testículos comienzan a crecer y el escroto se hace más grande

Al igual que en las niñas, ellos experimentan un aumento en la altura y el desarrollo general del cuerpo

El vello púbico comienza a desarrollarse, volviéndose más grueso y oscuro con el tiempo. Este proceso también ocurre con el vello facial

La voz se vuelve más grave debido al crecimiento de la laringe

Los músculos pueden aumentar en tamaño y fuerza

Aparece la primera eyaculación involuntaria, esto se denomina espermarquia

Anticiparse y explicar los procesos por los que pasarán niñas y niños, para que cuando llegue el momento no les tome por sorpresa, estén preparados y se sientan cómodos. Desde la primera infancia es importante conversar sobre el cuerpo y los límites, pero entre los 9 y los 11 años es la edad perfecta para hablar de los cambios que llegarán.

Aprovechar la curiosidad de niñas y niños, resolver sus dudas y mantener una comunicación abierta y comprensiva. Ofrecerles un espacio seguro para expresarse, animarles a tomar decisiones basadas en sus propios valores y deseos en lugar de ceder ante la presión y ayudarles a comprender que es normal tener diferencias y que no es necesario complacer a todos.

De manera natural e informada, con las niñas hablar sobre los cambios que tendrán, pero también de los cambios que tendrán los niños y con los niños de los cambios de sus propios cuerpos, pero también de los cambios que tendrán las niñas a su alrededor, con el fin de naturalizar estos sucesos y evitar transmitir información incompleta o con prejuicios que refuerce estereotipos erróneos y violentos.  Para construir entornos protectores debemos avanzar en la promoción de la igualdad de derechos y oportunidades entre niñas y niños. De esta manera, en el marco de la alianza familia-ambientes de aprendizaje todos somos responsables de entregarles información veraz y oportuna, que facilite y permita el bienestar de niñas, niños y adolescentes.